miércoles, 21 de enero de 2015

Apostillas al refranero. Hay cariños...

            Los muy civilizados seres humanos, conocidos también como personas, disponemos de una gama variadísima de procedimientos para expresar nuestros afectos y desafectos. Los gestos, las miradas son capaces de expresar la alegría, las penas, la admiración, la sorpresa, el asombro, el reproche, el rechazo... En ocasiones pueden llegar a cargarse de tal furor que hablamos incluso de miradas asesinas. Si en las alegrías sentimos el agradable sabor de la miel, en la aflicción y el disgusto experimentamos el amargor del acíbar y de la hiel. Aspiramos con fruición el aroma del triunfo y tapamos la nariz para evitar oler el hedor de la derrota. En la expresión idiomática no hay sino seguir lo que hasta aquí llevo expresado y hacer dos columnas: una con los términos favorables y otra con los desfavorables. Hasta la leña que se corta y se usa para quemar en la chimenea, su dureza, su capacidad para calentar pueden servirnos para expresar el amor o la antipatía, la estimación o la aversión, la afición o la ojeriza, el apego o la animosidad. ¡Somos así!
 
RECUERDA:
 
Hay cariños que matan
Quien te dio la hiel te dará la miel
El perro y el niño, donde hay cariño
Lo que a deseo viene en más se tiene
Tanto quiso el diablo a su hijo que le sacó un ojo
Leña de higuera, recia de humo y flaca de madera
Leña de encina, córtela mi yerno y quémela mi hija
Leña de higuera, córtela mi hijo y quémela mi nuera
 
 En cama angosta y en largo camino no hallarás amigo


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