Hay coincidencias en la vida que provocan tanta sorpresa por lo insólitas
que lo dejan a uno admirado, absorto, embobado, boquiabierto y patidifuso como
ocurre con la formulación de ciertos refranes. Cuando hace tres años me
operaron de un cáncer bien cuidado, me sucedieron en la clínica anécdotas que
si las contara, quien no me conozca pudiera pensar que han existido solo en mi
imaginación. Una de ellas tuvo lugar a la entrada misma del quirófano: Cuando
los camilleros acudieron a mi habitación, me acompañaban mi mujer, mis dos
hijas y una cuñada. Eran dos muchachos extraordinarios, desinhibidos y simpáticos
que para quitar rejo a la situación utilizaron el tópico-típico recurso de que
me iban a vestir con una bata verde que era transparente y que iba a dar un
espectáculo. Nosotros seguimos la broma. En el ascensor ya solo dejaron que mi
mujer y mi cuñada me acompañaran, en medio de una algarabía que terminó al llegar
a la zona de quirófanos, donde solo me introdujo ya un camillero. A la vista
de la mesa de operaciones, se acercó a mi cama una enfermera y me preguntó de dónde
era. “Zamorano”, respondí. Me habló entonces de un pueblecito precioso en la
confluencia del Tormes con el Duero, de donde era una muy amiga suya que vivía
ahora en Valencia y refirió en qué trabajaba. Respondí que conocía el lugar,
que era realmente hermoso, que había vivido allí e inquirí si la persona a que
se refería se llamaba… y dije su nombre. Se echó para atrás sorprendida, me miró
con extrañeza y preguntó: “¿Cómo lo sabe?” “Porque es la mejor amiga que mi
mujer tuvo de soltera”, respondí. En fin, que el mundo es un pañuelo y nunca
digas de esta agua no beberé.
Clérigo viajero, ni mísero ni misero
Si quieres ser papa, póntelo en la testa
Si te dijeren dos que eres un asno, rebuzna
Si quieres saber quién eres, pregúntalo a tu vecino
Soñaba el ciego que veía y soñaba lo que ver quería
¡Qué bien dijo aquel que dijo cuando dijo lo que dijo!
Guárdenos Dios de etcétera de escribano y de quid pro quo de boticario
Sí, por cierto, el caballo del rey cagó a mi puerta y en mi portal la
jaca de la reina
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