miércoles, 7 de octubre de 2015

Apostillas al refranero. Prosperidad


            Enseñoreada Valencia por los musulmanes el 718, existen dos momentos sobresalientes en su historia mora. El primero, en el siglo IX, tiene como protagonista al príncipe Abd-Allah, apodado Al Balancí, el Valenciano, quien mandó construir el palacio y los jardines de Ruzafa, uno de los nombres que los musulmanes dan al Paraíso, al Edén, con el que se designó el magnífico vergel de placer y descanso construido al lado de uno de los brazos del río Turia. El segundo llega en el siglo XI, con un nieto de Almanzor, Abd-al Aziz, personaje con quien la ciudad se constituyó en epicentro de las artes y las ciencias, época en que se levantó la desaparecida muralla mora con una cerca de más de dos metros y cuarto de anchura media, almenada, y defendida por torres cuadradas. Siete puertas se abrían a lo largo del perímetro. Se calcula que la población de la ciudad llegó en esta época a los quince mil habitantes. El núcleo, la medina,  contaba con un alcázar, una mezquita mayor, barrio comercial, matadero, tribunal de justicia y baños públicos. En los arrabales, fuera del recinto amurallado, disponían también de un zoco, mezquita y baños. Fue un periodo de riqueza en que se crearon nuevos sistemas de riego que hicieron incrementar notablemente la producción agrícola, se desarrolló el comercio y se avanzó mucho en el estudio de la botánica, la medicina, la geografía, la historia y las artes, y se alcanzaron altas cotas de refinamiento.

 
RECUERDA:

 
Quien más tiene más quiere
Tuyo o ajeno, nunca te falte dinero
Por eso el oro es caro, porque es raro
Se va el bien al bien y las abejas a la miel
El oro y la miel donde están parecen bien
Dineros, amores y locura mal se disimulan
Un asno cargado de oro sube ligero a una montaña
Dichosa la casa que no tiene más que uno que gasta

 Guárdate de puta, que la bolsa deja enjuta

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