lunes, 13 de junio de 2016

Apostillas al refranero. Los amantes de Graus


            En Graus, villa-capital de Ribagorza, emplazada en la confluencia del río Isábena con el Ésera, afluente del Cinca, vivía en el siglo XVI,  la familia Pinilla en su casa solariega, en cuya fachada, hoy ‘Casa de don Carlos’, puede leerse una inscripción curiosísima. El origen de ella me aseguran que es este: Don Rodrigo Mur, Señor de la Pinilla, debió ser un embustero, falso y astuto, perseguido y reiteradamente multado por el estraperlo de caballos en la frontera hispano-francesa. Parece ser que para remediar las mermas de su hacienda a causa de las irregularidades contrabandistas y de las apuestas, a que era muy aficionado, pretendía casar a su hijo mayor, del mismo nombre, con una hermosa y acaudaladísima grausina, doña Margarita de Solano. Pero don Rodrigo hijo iba de por libre, y su corazón se había prendado de una joven ni tan acaudalada ni tan noble, así que entre los dos Rodrigos hubo sus dimes y diretes. El papá fue ajusticiado en Francia, después de, aseguran, intentar asesinar al exsecretario de Felipe II, huido al país ultramontano. El óbito facilitó las cosas a Rodrigo hijo que casó con la mozuela de sus sueños, Marieta o María, más popularmente conocida como Marica. El banquete, claro está, se celebró en la casa solariega en cuyo comedor se habían instalado zócalos de cerámica turolense, discretamente cubiertos por cortinillas de lienzo que, corridas, dejaron ver una leyenda en grandes caracteres entrelazados que, según queda dicho, reza hoy en la fachada: RODRIGO AMA A MARICA.

RECUERDA:

Ayúdate y te ayudaré
Hago de mi capa un sayo
Tiene ayuda el que la procura
Poco a poco hila la vieja el copo
Si quieres oveja, ándate tras ella
Sigue la hormiga si quieres vivir sin fatiga
Tantas veces da la gotera en la piedra que al fin hace mella
Llevando cada viaje un grano, abastece la hormiga su granero para el año

 El viento que corre mueve la veleta, pero no la torre

No hay comentarios:

Publicar un comentario