martes, 18 de octubre de 2016

Apostillas al refranero. Engaños


            Fueron únicos los griegos para expresar tragedias y sagas narrativas de tramas familiares. En su mitología, era Urano la personificación del Cielo, hijo y a la vez esposo de Gea, la Tierra. Padre de los Titanes, los Cíclopes y los Hecatínquiros, gigantes de cincuenta cabezas y cien brazos, Urano odiaba a sus hijos y, nada más nacer, los hizo encerrar en el Tártaro, lugar subterráneo más profundo que el Hades, el infierno. Uno de ellos, el titán Cronos, se sublevó contra él y, ayudado por su madre, Gea, que le entregó una cuchilla, capó al padre y liberó a sus hermanos, aunque una vez conseguido el trono celeste volvió a encerrarlos y a aherrojarlos, para que no conspirasen ni diesen la lata. Se unió a su hermana Rea con quien tendría una serie de hijos, a los que fue devorando a medida que nacían, pues los hados le habían predicho que sería destronado por una de las criaturas. Cuando nació Zeus, Rea engañó a su esposo y en lugar de entregarle al chiquillo, le dio una piedra lisa envuelta en pañales que Cronos se tragó como bocado exquisito. Rea entregó la criatura salvada a Amaltea, que se la llevó a Creta, donde la hizo amamantar con la leche de la cabra Aix. Como premio, Amaltea daría el nombre a una constelación. Jugando un día Zeus con Aix, le arrancó un cuerno que regalaría a Amaltea, tras transformarlo en cornucopia siempre llena de los frutos frescos que ella apeteciera. Llegado Zeus a la edad viril, dio a su padre un brebaje que le hizo vomitar a los hermanos vivos y, ayudado por ellos, durante diez años lucharía contra el padre, a quien por fin logró derrotar y destronar. En el reparto de poderes, a Zeus le correspondió el Cielo y recibió como atributos el trueno y el rayo; a Poseidón le correspondió el mar, y su atributo fue el tridente; a Hades, el mundo subterráneo, y su atributo el casco que hacía invisible a quien lo llevara puesto.

RECUERDA:

 A luengas vías, luengas mentiras
Justa razón, engañar al engañador
El tramposo pronto engaña al codicioso
Teñirse el hombre cano no le quita años
Quien se tiñe la barba solo a sí se engaña
Quien tan presto lo huele, debajo lo tiene
Ratones, arriba, que todo lo blanco no es harina
La gata de Marirramos que está muerta y caza ratones

 Quien roba a un ladrón cien años tiene de perdón

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