Los escritores barrocos llevaron a tales extremos sus actitudes de desengaño que negaban lo que parecía evidente: "Ese cielo que miras ni es cielo ni es azul", escribía uno de ellos. Y es que, ciertamente, 'las apariencias engañan', pues 'no es oro todo lo que reluce ni harina lo que blanquea ' , y que del mismo modo que 'bajo buen sayo se esconde hombre malo', 'bajo capa gastada se esconde buen caballero'. En efecto 'el hábito no hace al monje', y 'un palo vestido no parece palo', así que podemos concluir que 'aunque la mona se vista de seda, mona se queda' y que 'por muy dama que sea, no hay ninguna que no se pea'.
No hay comentarios:
Publicar un comentario