“¡Oh, la extraña poesía de las
cosas vulgares!”,
exclamaba don Pío Baroja en uno de los remansos líricos de su novela Paradox Rey. Sí, ¡oh, la olvidada, la despreciada,
la sorprendente poesía de las cosas vulgares! Vulgares no porque carezcan de
importancia o fundamento; vulgares por espontáneas, por comunes, por generales;
vulgares por hallarse arraigadas en la más sustanciosa enjundia popular.
¡Lástima que muchas de ellas, maltratadas, estén a punto de perderse a causa de
la indiferencia.
Quiero recordar ahora un campo fecundísimo: el de
las adivinanzas. Otrora fuente de inspiración, de autores dramáticos, de
novelistas, de poetas, han sido relegadas al rincón del olvido.
Campo
obligado de memorización hace cien años, sólo unos pocos recopiladores y estudiosos
se interesan hoy por ellas.
Tendemos cada vez más claramente a lo
experimental, a lo técnico, a lo especializado. El mundo de la máquina se
apodera de nosotros y despreciamos el ser en cuanto ser. Engolfamos los ratos
de ocio en la televisión y nos invade la pereza mental. Nuestra escala de
valores se basa en lo útil. En cuanto la adivinanza se centra especialmente en
el ser, en cuanto su desentrañamiento exige una buena dosis de esfuerzo, en
cuanto la consideramos intranscendente porque no parece conducir a nada útil,
la hemos desterrado de nuestros predios.
Y
sin embargo, la adivinanza constituye un reto al ingenio que nos lleva a la
contemplación del mundo desde ángulos desacostumbrados, y al desarrollo de una
saludable gimnasia mental. En ocasiones son portadoras de una carga de quilates
poéticos que en nada tienen que envidiar a excelsos poemas líricos. Tal sucede
con el ritmo vivo, ágil, saltarín, provocado por una combinación perfecta de
apoyaturas acentuales, verbos de acción y asíndeton:
Subo, bajo, voy y vengo,
salto, corro sin parar;
quien me quiere pega fuerte,
quien me pega no hace mal. (1)
O el paralelismo final en:
O el paralelismo final en:
Esta dama es tan potente,
que sin piernas y sin alas
crece, vuela y atraviesa
ríos mares y montañas. (2)
O el efecto intensivo y la sugerencia de cantidad crecida que
produce la anáfora de la forma ‘cuánto’ en:
Cuánto galán caballero,
cuántas damas y castillos,
cuántos monarcas guerreros,
en fieras luchas he visto. (3)
¿Y qué decir del clima de misterio que nace del contraste del blanco y el negro en una adivinanza del más puro estilo nominal?
Campo blanco,
flores negras,
un arado,
cinco yeguas. (4)
Los aires del Romancero parece que se respiren en este romancillo:
Viene el caballero
muy aseñorado;
tiene doce damas
para su regalo:
todas van en coche,
todas tienen cuartos,
todas usan medias,
pero no zapatos. (5)
El exotismo en el espacio y en el tiempo es palpable en:
Por las barandas del cielo
se pasea una doncella
vestida de azul y blanco
y reluce como estrella. (6)
¿A qué poeta os recuerda esta cuarteta?
Para ir a Roma, romero,
lo que importa es caminar;
si me sigues, compañero,
a Roma te acercarás. (7)
También el mundo árido y frío de las matemáticas se encuentra en el punto de vista del adivinancero:
A la izquierda, nadie me quiere
a la derecha, ¡quién me viere!
De un lado ni entro ni salgo,
mas del otro, ¡cuánto valgo! (8)
Los enunciados pueden complicarse y, aunque en verso, ¿quién los resuelve?
Un gavilán iba cazando
muchas palomas volando.
--¿Cuántas son?
--Las que vamos,
otras tantas de las que vamos,
la mitad de las que vamos,
la cuarta parte que vamos
y usted, señor gavilán
hacen un ciento cabal. (9)
Podemos llegar a problemas aparentemente abstrusos:
Madre e hija van a misa,
cada una con su hija;
ven un peral con seis peras.
¿Tocarán a cuántas peras? (10)
El boticario y su hija,
el médico y su mujer,
se comieron nueve huevos
y les tocaron a tres.
¿Cómo pudo ser? (11)
O de despiste:
Iba yo a San Ceferino
y me crucé en el camino
con un padre y siete hijos;
cada hijo siete sacos,
cada saco siete patos;
¿cuántos a San Ceferino? (12)
Quizá el nuevo Bachillerato hayamos de estudiarlo a base de adivinanzas, ¡quién sabe! El Seminario de Geografía e Historia podría preguntar en un examen:
El rey Alí
va con su can
a tomar te.
¿Adónde fue? (13)
El de Lengua Española haría preguntas sencillitas:
Con la cama de un navío
y la casa de un centinela
se hace el nombre de una flor
sin que le falte una letra. (14)
Geografía e Historia y Lengua podrían llevar a cabo exámenes combinados de Geografía, Historia, Lengua e Historia de la Lengua:
La vi en Santiago y en Vigo,
en Gibraltar y en Granada,
pero si le quito el río,
no estará en Guadalajara. (15)
Ciencias Naturales, asignatura siempre coco, proporcionaría exámenes insuperables:
Cien murciélagos
y un gorrión,
¿cuántos picos
y patas son? (16)
¿Cuál es el animal
que es doblemente animal? (17)
En las Pruebas de Acceso a la Universidad, los exámenes se enunciarían así:
No me busques en la paja,
aunque siempre esté en el trigo;
me verás en cada fiesta,
y siempre estoy entre amigos.
Con los infantes y reinas
siempre, siempre me verás;
y búscame en la mentira,
pero nunca en la verdad. (18)
Y también:
¿Qué oficina puede ser
la que tiene puertas dos,
que en todos la puso Dios,
porque ayuda a disponer
lo que da la vida a vos? (19)
¡Para todo sirve la adivinanza! Todo cabe en su mundo, desde el juego sedentario y el juego de acción...
¿Cuál es la varia cuadrilla
blanca y negra de pecheros,
de cuatro caballos sin silla,
reyes, damas, caballeros,
sin reino, ciudad ni villa? (20)
Cuánto galán caballero,
cuántas damas y castillos,
cuántos monarcas guerreros,
en fieras luchas he visto. (3)
¿Y qué decir del clima de misterio que nace del contraste del blanco y el negro en una adivinanza del más puro estilo nominal?
Campo blanco,
flores negras,
un arado,
cinco yeguas. (4)
Los aires del Romancero parece que se respiren en este romancillo:
Viene el caballero
muy aseñorado;
tiene doce damas
para su regalo:
todas van en coche,
todas tienen cuartos,
todas usan medias,
pero no zapatos. (5)
El exotismo en el espacio y en el tiempo es palpable en:
Por las barandas del cielo
se pasea una doncella
vestida de azul y blanco
y reluce como estrella. (6)
¿A qué poeta os recuerda esta cuarteta?
Para ir a Roma, romero,
lo que importa es caminar;
si me sigues, compañero,
a Roma te acercarás. (7)
También el mundo árido y frío de las matemáticas se encuentra en el punto de vista del adivinancero:
A la izquierda, nadie me quiere
a la derecha, ¡quién me viere!
De un lado ni entro ni salgo,
mas del otro, ¡cuánto valgo! (8)
Los enunciados pueden complicarse y, aunque en verso, ¿quién los resuelve?
Un gavilán iba cazando
muchas palomas volando.
--¿Cuántas son?
--Las que vamos,
otras tantas de las que vamos,
la mitad de las que vamos,
la cuarta parte que vamos
y usted, señor gavilán
hacen un ciento cabal. (9)
Podemos llegar a problemas aparentemente abstrusos:
Madre e hija van a misa,
cada una con su hija;
ven un peral con seis peras.
¿Tocarán a cuántas peras? (10)
El boticario y su hija,
el médico y su mujer,
se comieron nueve huevos
y les tocaron a tres.
¿Cómo pudo ser? (11)
O de despiste:
Iba yo a San Ceferino
y me crucé en el camino
con un padre y siete hijos;
cada hijo siete sacos,
cada saco siete patos;
¿cuántos a San Ceferino? (12)
Quizá el nuevo Bachillerato hayamos de estudiarlo a base de adivinanzas, ¡quién sabe! El Seminario de Geografía e Historia podría preguntar en un examen:
El rey Alí
va con su can
a tomar te.
¿Adónde fue? (13)
El de Lengua Española haría preguntas sencillitas:
Con la cama de un navío
y la casa de un centinela
se hace el nombre de una flor
sin que le falte una letra. (14)
Geografía e Historia y Lengua podrían llevar a cabo exámenes combinados de Geografía, Historia, Lengua e Historia de la Lengua:
La vi en Santiago y en Vigo,
en Gibraltar y en Granada,
pero si le quito el río,
no estará en Guadalajara. (15)
Ciencias Naturales, asignatura siempre coco, proporcionaría exámenes insuperables:
Cien murciélagos
y un gorrión,
¿cuántos picos
y patas son? (16)
¿Cuál es el animal
que es doblemente animal? (17)
En las Pruebas de Acceso a la Universidad, los exámenes se enunciarían así:
No me busques en la paja,
aunque siempre esté en el trigo;
me verás en cada fiesta,
y siempre estoy entre amigos.
Con los infantes y reinas
siempre, siempre me verás;
y búscame en la mentira,
pero nunca en la verdad. (18)
Y también:
¿Qué oficina puede ser
la que tiene puertas dos,
que en todos la puso Dios,
porque ayuda a disponer
lo que da la vida a vos? (19)
¡Para todo sirve la adivinanza! Todo cabe en su mundo, desde el juego sedentario y el juego de acción...
¿Cuál es la varia cuadrilla
blanca y negra de pecheros,
de cuatro caballos sin silla,
reyes, damas, caballeros,
sin reino, ciudad ni villa? (20)
En la mesa me han servido,
por la mitad me han cortado,
todos me han manoseado,
pero nadie me ha comido. (21)
Listos corren,
uno pita,
dos detienen,
muchos gritan. (22)
...y la parodia de Espronceda...
Con cinco torres por bando,
ágiles como gacelas,
se quiere meter un globo
por entre dos arandelas. (23)
...hasta graves problemas éticos, legales y morales:
--Ahí vienen nuestros padres,
esposos de nuestras madres.
--Y padres de nuestros hijos
y de los propios esposos. (24)
Y, como era de esperar, no podía faltar la pícara socarronería popular española. A veces muy acorde con la escatología quevedesca:
Con la punta hinca,
con el culo aprieta
y con lo que cuelga
tapará la grieta. (25)
Otras veces, con el esperpento valleinclanesco:
Brazos con brazos,
panza con panza,
rascando en medio
se hace la danza. (26)
Y en ocasiones, con el regocijante humor de Tono y La Codorniz:
El novio lo ofrece a la novia,
el marido lo da a la mujer,
muy largo Zumalacárregui lo tiene,
Marx lo llevaba muy corto
y en el Papa, ni se ve. (27)
Oh la sorprendente poesía, la extensa sabiduría, la inocente picardía de las cosas vulgares.
...y la parodia de Espronceda...
Con cinco torres por bando,
ágiles como gacelas,
se quiere meter un globo
por entre dos arandelas. (23)
...hasta graves problemas éticos, legales y morales:
--Ahí vienen nuestros padres,
esposos de nuestras madres.
--Y padres de nuestros hijos
y de los propios esposos. (24)
Y, como era de esperar, no podía faltar la pícara socarronería popular española. A veces muy acorde con la escatología quevedesca:
Con la punta hinca,
con el culo aprieta
y con lo que cuelga
tapará la grieta. (25)
Otras veces, con el esperpento valleinclanesco:
Brazos con brazos,
panza con panza,
rascando en medio
se hace la danza. (26)
Y en ocasiones, con el regocijante humor de Tono y La Codorniz:
El novio lo ofrece a la novia,
el marido lo da a la mujer,
muy largo Zumalacárregui lo tiene,
Marx lo llevaba muy corto
y en el Papa, ni se ve. (27)
Oh la sorprendente poesía, la extensa sabiduría, la inocente picardía de las cosas vulgares.
Juan José
La Revista del Jordi, 1992
1. La pelota. 2 La voz.
3 El ajedrez. 4. El papel, la escritura, la tinta, la pluma. 5. El reloj y las
horas. 6. La luna. 7. El camino. 8. El cero. 9. 36. 10. Madre, hija y nieta. A
dos. 11. Era hija y mujer. 12. Yo solo. 13. Alicante. 14. La margarita. 15. La
letra g. 16. Un pico; ninguna “pata”. 17. El gato, porque es gato y “araña”.
18. La letra i. 19. El estómago. 20. Ajedrez. 21. La baraja. 22. El fútbol. 23.
El baloncesto. 24. Los consuegros. 25. La aguja y el hilo. 26. La guitarra. 27.
El apellido.
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