Este
calenturiento mes de agosto augusto y lento que me he pasado en las playas
madrileñas haciendo ejercicios espirituales y practicando la regla de compañía
me ha permitido, además de contar los
dulces granos de la arena amarga,
acudir a alguna sala de urgencia hospitalaria y aposentar mi antifonario en los
sillones de las consultas de especialistas, analistas y centros de diagnóstico
ecográfico, porque un riñón no de mi suegra, sino de mi señora doña está tan
bien educado que se negó en redondo a tirar una piedra, más que piedra peñasco
del tamaño de Sierra Morena vista desde Jaén. Y como las esperas y antesalas de
semejantes lugares son un tantico aburridas, uno lleva consigo literatura
ligera para aliviar el tedio y tranquilizar los nervios; así que dediqueme a
ojear, hojear e interpretar, entiéndase leer, Las mil peores poesías de la lengua castellana, un libro desopilante, antídoto de penas y malhumor, del
alcoyano Jorge Llopis, por el que conocí que no es exclusiva mía la pasión por
disfrazar refranes, cosa que me llenó de satisfacción y me liberó del complejo
de rareza o raridad que me corroía, aunque haya adquirido a cambio la
convicción de que con tal manía no dejo de ser un pedante de chicha y nabo,
que es como define él a los disfrazarrefranes.
¡Qué le vamos a hacer! Ved, ved algunos de los disfraces que él ha preparado.
¡Gracias, don Jorge!
RECUERDA:
Las exequias con
candeal son tolerables
A borrasca en las
Azores, rostro jocundo
Obséquiame con
hogazas y motéjame de estulto
En el transcurso
de una centuria, todos alopécicos
No existe adversidad
que por sinecura no se trueque
Jamás te introduzcas
en fibra homologada de once toesas
El rumiante siempre
siente la atracción de la Carpetovetónica
Quien a ubérrima
conífera se adosa óptima umbría lo entolda
Los duelos con pan
son menos
A mal tiempo, buena
cara
Dame pan y llámame
tonto
Al cabo de cien
años, todos calvos
No hay mal que por
bien no venga
No te metas en camisa
de once varas
La cabra siempre
tira al monte
Quien a buen árbol
se arrima buena sombra le cobija
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