Juan de Tassis Peralta, conde de
Villamediana, nació en Lisboa en 1582,
durante el reinado de Felipe II, en la época en que los dos países
estuvieron unidos bajo la misma Corona (reinados de Felipe II, III, IV y Carlos
II, hasta la celebración del Tratado de Lisboa, en 1668). Don Juan fue un
excelente poeta, frecuentador en Madrid de tertulias literarias en que conoció
e hizo amistad con figuras como Lope de Vega, los hermanos Argensola, Antonio
Mira de Amescua y Luis de Góngora, maestro al que trató de emular sobre todo
con sus sonetos. Debió ser un punto
filipino de mucho cuidado. Casado con Ana de Mendoza, llevó una vida
galante llena de aventuras, algunas de carácter tabernario; enemistado con
personajes de la Corte, les dedicó epigramas tan jocosa y dolorosamente
punzantes que provocaron su destierro a Nápoles, hecho al que también
contribuyeron sus excesos de jugador empedernido; enamorado hasta los tuétanos
de Isabel de Borbón, esposa de Felipe IV, sus amores pretendidos o reales lo
transformaron en personaje de leyenda. Dos anécdotas, de autenticidad muy
discutida, han dado la vuelta al mundo. En una corrida celebrada en la Plaza
Mayor de Madrid, el conde alanceó un toro cuya muerte había brindado a la reina
con gran pericia. Cerca del rey, alguien comentó que don Luis picaba muy bien,
a lo que el monarca, notoriamente molesto quizá por las habladurías y con doble
intención, repuso que picaba muy bien, pero que picaba muy alto. La segunda
acaeció en Aranjuez durante la representación de La gloria de Niquea, escrita por el conde. En una dependencia se produce
un incendio y, para salvar a la reina, don Juan la toma en brazos y se la lleva.
Lo más curioso es que días después, hallándose en compañía de don Luis de Haro,
el conde murió asesinado a la puerta de su casa.
RECUERDA:
Tras la miel está la hiel
Si culo veo, culo quiero
Sarna con gusto no pica
Nada hay tan bueno como lo ajeno
Mucho más se desea lo que se veda
Carga que con gusto se lleva no
pesa
Hay ojos que se enamoran de lagañas
Sarna con gusto no pica, pero a
veces mortifica
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