miércoles, 27 de mayo de 2015

Apostillas al refraneo. La farsa de Ávila


            Enrique IV de Trastámara, rey de Castilla y León, deseoso de conseguir sucesión para su trono, se casó con doña Juana, Infanta de Portugal, mujer de extraordinaria hermosura. De acuerdo con las capitulaciones matrimoniales, la acompañaban doce damas portuguesas. Era, en efecto, doña Juana mucho más hermosa que cualquiera de las damas acompañantes, y sin embargo, don Enrique se sintió muy pronto atraído por doña Guiomar de Castro, del séquito de la reina. De tal modo lo encandiló que cuentan, un buen día doña Juana, harta de los flirteos de su dama con el rey puso en ella las manos “a su satisfacción”. En cuanto el monarca empezó a mostrar inclinación por Guiomar de Castro, se formaron en la Corte dos bandos: uno favorable y otro contrario a la reina. El nacimiento de la princesa doña Juana y la envidia por el rápido encumbramiento de don Beltrán de la Cueva, favorito de la reina llevaron a sus contrarios a considerar a la princesa como hija de don Beltrán, de modo que fue apodada la Beltraneja. Esto, y la creencia de que el rey no solo consentía, sino que favorecía el adulterio de su esposa, determinaron la creación de una liga nobiliaria que se negó a reconocerla como heredera del trono y exigió el reconocimiento como heredero del príncipe Alfonso, hermano de Enrique. Los conspirados se reunieron en Ávila, colocaron un tablado en la puerta del Alcázar y sobre el tablado un muñeco con vestiduras y atributos reales, y procedieron a despojarlo; tras lo cual, de una patada, apearon al muñeco del tablado y proclamaron rey al infante Alfonso, hermano también de Isabel, futura reina Católica. Buena parte del reino dio por válida la farsa y levantaron pendones por Alfonso. Aunque la deposición no fuera de hecho efectiva, pone de manifiesto el desprestigio en que había caído la Corona y la soberbia e irresponsabilidad de la nobleza y el alto clero.

 
RECUERDA:

 Por temor no pierdas honor
La honra está en quien la da
La honra es de quien la hace
La honra solo aguanta un golpe
El que quiera honra que la gane
Tanto vale un hombre cuanto se estima
La honra más vale merecerla que tenerla
Honra y vicio no andan en el mismo quien
Honra y provecho no van en el mismo saco
Honra y provecho no caben so el mismo techo

 Si con el rey se echó, puta se halló

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