miércoles, 27 de mayo de 2015

Apostillas al refranero. Hierbas, bandos y muertos


            Salamanca, al igual que otras ciudades, hubo de padecer en épocas de debilidad de la monarquía castellano-leonesa luchas banderizas protagonizadas por facciones nobiliarias que buscaban sacar máximo provecho de la situación. Saliendo de la plaza Mayor por la zona de la Iglesia de san Martín, ya a espaldas del templo, existe una plaza  conocida popularmente por la del Corrillo, cuyo nombre es en realidad plaza del Corrillo de la Hierba, ya que en el siglo XV los bandos enemigos ocupaban partes opuestas de la plaza, y no pasaban jamás a la contraria, ni se acercaban a ella por el riesgo de morir en el intento, de modo que había una zona donde la hierba, al no ser pisada, crecía libremente. No lejos de allí, en la plaza de los Bandos, cuyo nombre alude a esas banderías nobiliarias, hay un palacio renacentista llamado popularmente la casa de doña María la Brava, adalid de una de las facciones, mujer protagonista de una leyenda de coraje, odio y venganza. Se cuenta que, tras una disputa entre las familias Enríquez y Manzano, estos mataron a dos chiquillos de corta edad, hijos de doña María Enríquez. Conocido el hecho, sin elevar un lamento, sin derramar una lágrima, reunió la dama a los suyos, los arengó, montó a caballo y se dirigió a Portugal, hacia donde habían huido los asesinos para escapar de las rigurosas leyes castellanas. Llegados los perseguidores a la frontera, espoleados por la decidida mujer, en lugar de detenerse y volver siguieron la persecución hasta que alcanzaron a sus enemigos que dormían a la sombra de los robles de la ribera del río Coa, pensando que sus perseguidores no se atreverían a entrar en tierras lusas. En un quítame allá esas pajas, los degollaron, les cortaron las cabezas, las pusieron como estandartes en las puntas de sus picas, regresaron a Salamanca y doña María colocó el macabro trofeo como ofrenda ante las tumbas de sus hijos.

 
RECUERDA:

 
 El testamento, en la uña
Muerto el perro, se acabó la rabia
Los muertos abren los ojos a los vivos
Un buen morir da honor a vida entera
Muerta es la abeja que antes daba la miel y la cera
Quien da lo suyo antes de morir prepárese a sufrir
Si quieres hacer buen testamento, hazlo estando bueno

 Quien con veneno se cría, el veneno lo engorda

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